martes, 16 de junio de 2009

Julio de Antón creador de los GRUMES hace unas declaraciones en el PAIS

El grupo policial que se encargará en Madrid de forma específica de los menores delincuentes (Grume) no ha empezado a funcionar aún por falta de un local en donde realizar el trabajo. La mayor parte de la plantilla policial que se encargará del trato con los menores en la región ya está nombrada. Los Grume funcionan en Barcelona, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Málaga y Las Palmas. De los 800.000 delitos conocidos que se produjeron el pasado año, dos terceras partes fueron cometidos por menores de 20 años, según fuentes policiales.

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El nuevo grupo se ubicará fuera de las dependencias policiales y la plantilla encargada del trato con los menores no irá uniformada. Desde el momento en que sea detenido un joven, que no se encuentre en edad penal (hasta los 16 años), pasará a depender del Grume y se le trasladará al sitio de acogida inmediata.Julio de Antón, responsable del área de prevención de la delincuencia juvenil, explica que "inmediatamente después del ingreso del menor en el lugar de acogida, la propia policía se en cargará de conectar con los servicios sociales del barrio en el que vive y se dará un toque de queda a los padres del muchacho. Si el joven reitera su conducta delictiva, se le pasará a de pender de la autoridad judicial". El trabajo del Grume se centra en tres objetivos: prevención del delito, control de los cresteros (más peligrosos) y un estudio de la victimización del joven, que incluye la corrupción, prostitución, mendicidad y malos tratos, entre otros. La implantación de este servicio supondrá también la creación de un teléfono de auxilio al menor, que podrá ser utilizado por los jóvenes que necesiten ayuda.

Madrid se encuentra a la cabeza en cuanto a delincuentes juveniles; le siguen Valencia y Barcelona. Según datos policiales, en la capital española existe una bolsa delictiva de menores que se aproxima a las 12.000 personas; de entre éstos, unos 80 serían cresteros.

La mayor parte de esta población vive en barrios marginales o en ciudades dormitorios y su radio de acción está entre los 12 y los 500 kilómetros. Entre los delitos en los que se implica a menores figuran tirones, butrones y robos con fuerza en las cosas. También se han detectado últimamente bandas de violadores de jóvenes de edades comprendidas entre 8 y 11 años.

Fracaso escolar
De Antón considera que existen dos perfiles de delincuentes perfectamente diferenciados por la edad. Hasta los 15 años, los menores se agrupan en bandas; entre ellos, el que manda es el que mejor domina el lenguaje; muchas veces cometen los delitos para contarlo a sus amigos; viven todo de forma conjunta y hacen repartos equitativos de los botines; casi todos han fracasado en la escuela -si han llegado a ir alguna vez- y ninguno ha logrado superar el octavo de EGB; se fugan con frecuencia de casa; carecen de complejo de culpa; no tienen ningún sentido de la muerte; son consumidores de cerveza y hachís, y corren, saltan y brincan a la perfección.Pasados los 15 se hacen desconfiados; se convierten en lobos solitarios; a esa edad ya aparecen las novias y se rompen las bandas; sólo se juntan para dar los golpes y comienzan a propinar palos serios; ya están en edad penal; empiezan a tener miedo a la muerte; no se arriesgan por nada; empiezan a consumir drogas duras y se inician en el tráfico de drogas como uno de los negocios más rentables. Dentro de ambos grupos, uno de cada siete miembros es una mujer.

En Barcelona, ciudad en la que primero empezó a funcionar el Grume, "ya se notan los primeros resultados", según De Antón. "Han desaparecido totalmente las pandillas de delincuentes; también se han acabado los famosos alias bajo los que se identifican a los muchachos; los jóvenes considerados como más peligrosos están perfectamente identificados y existe un control sobre el absentismo escolar y las fugas del domicilio paterno". París, otra de las ciudades europeas que cuenta con este servicio, dispone de una plantilla de 100 inspectores dedicada exclusivamente al trato con los ciudadanos más jóvenes.